La ciudad de Antioquía (en turco Antakya) es la capital de la provincia de Hatay y cuenta con 216.960 habitantes.
Historia
Situada en la margen oriental del río Orontes, fue fundada a finales del siglo IV a. C. por Seleuco I Nicátor como capital de su imperio en Siria. Seleuco I había servido como general con Alejandro Magno y el nombre de su padre Antíoco, el cual otorgó a dieciséis ciudades por él fundadas, fue frecuente entre miembros de su familia. Su privilegiada posición geográfica en el cruce entre las rutas comerciales del levante mediterráneo y del interior de Asia, pronto hicieron que la ciudad alcanzara relevancia comercial. Por su peculiar morfología, flanqueada por los márgenes del río Orontes y, al norte del mismo, su situación sobre el monte Silpio (a 330 m. de altura)1 , se convirtió en una importante plaza fuerte destacable por las dificultades que presentaba para ser sitiada. Todo ello contribuyó al rápido desarrollo de la urbe.
El trazado urbano inicial se realizó siguiendo el plan del típico de las ciudades helenísticas, posiblemente inspirado en el trazado de Alejandría. Dos grandes avenidas porticadas recorrían la ciudad en direcciones perpendiculares, cruzándose en el ágora o centro urbano. La gran afluencia de habitantes pronto hizo necesaria una expansión de la ciudad al este del barrio original, que constituyó el llamado barrio sirio que, en contraposición a la ciudad primigenia, poblada por colonos griegos, estaba habitado por gentes de orígenes sirio. Una tercera expansión de la ciudad fue llevada a cabo durante el reinado de Antíoco III sobre una gran isla situada en el curso del Orontes. La cuarta y última gran expansión fue promovida por Antíoco IV Epífanes (175-164 a.C.), razón por la cual Antioquía sería apodada a veces "Tetrápolis" (cuatro ciudades). Así, la urbe tendría unos 6 km de este a oeste, y otros tantos de norte a sur.
La nueva ciudad estaba habitada por colonos griegos originarios de Antigonia, macedonios y judíos (los cuales tuvieron derechos de ciudadanía desde el momento de la fundación). La población libre total de Antioquía en el momento de su fundación se estima en entre 17.000 y 25.000 personas sin contar esclavos ni nativos. Durante el período helenístico y el Alto Imperio Romano, Antioquía llegaría a tener unos 500.000 habitantes, convirtiéndola en la tercera ciudad del Imperio Romano después de la propia Roma y de Alejandría.
Tal desarrollo urbano se relaciona con la inmensa relevancia comercial de la ciudad y su carácter multicultural como confluencia de las influencias helenísticas y levantinas. El aumento de la población fue acompañado de una gran opulencia. Así, los epítetos de "Reina de Oriente" o "Dorada Antioquía" con los que fue conocida sugieren que la apariencia externa de Antioquía era impresionante, si bien la ciudad necesitaba continuas reparaciones debido a los daños causados por los numerosos seismos a los que estaba sujeta. El primer gran terremoto del que se tiene noticia ocurrió en el 148 a.C., y causó tremendos daños. No obstante, durante el período que va desde su fundación hasta el siglo IV, Antioquía se mantendría como una de las principales ciudades del mundo greco-romano.
La política interna de la ciudad era muy turbulenta. Como sede de la corte de los seléucidas, el pueblo solía dividirse en facciones que apoyaban a los diferentes monarcas y advenedizos de la corte Seléucida, y muy frecuentemente se iniciaban tumultos y revueltas, como por ejemplo ocurrió contra Alejandro Balas en el 147 a.C. y contra Demetrio II en el 129 a.C. Este último acabó por saquear la ciudad. En los últimos estertores del imperio seléucida, Antioquía se rebeló contra sus débiles gobernantes e invitó al rey Tigranes de Armenia a que ocupara la ciudad en el 83 a.C.; posteriormente, trataría de derrocar a Antíoco XIII en el 65 a.C., y al año siguiente pidió a Roma su anexión al Imperio romano. Así, en el 64 a.C. Antioquía, así como el resto de Siria, pasaría a formar parte de la República Romana como capital de la provincia de Siria.
Su pérdida de importancia política no disminuyó su desarrollo, y mantuvo su importancia como plaza comercial y militar hasta el siglo IV. De hecho, su opulencia y riqueza alcanzarían gran fama, así como la liberalidad de sus ciudadanos y su "frivolidad". La Crisis del siglo III sacudió a todo el Imperio romano, y Antioquía perdería población aunque no importancia, dado que se erigió como la llave y principal plaza fuerte de Siria. El emperador Aureliano erigió varias estructuras públicas monumentales, Diocleciano erigió un nuevo y fabuloso palacio, y Constancio II construyó una catedral octogonal, que fue destruida en un terremoto en el año 526.
Antioquía ocupa un importante lugar en la historia del cristianismo. Aquí fue donde Pablo predicó su primer sermón cristiano en una sinagoga y donde los seguidores de Jesús fueron llamados cristianos por primera vez (Hechos de los Apóstoles 11,26). Al expandirse el cristianismo, Antioquía fue una de las sedes de los cuatro patriarcados originales, Roma, Alejandría, Antioquía y Jerusalén.
Edad Media
Tras la partición del Imperio Romano, Antioquía, con una población estimada de unos 200.000 habitantes en el siglo VI, pasaría a ser una de las grandes ciudades del Imperio Bizantino, junto con Alejandría y Constantinopla. Se dice que la emperatriz Teodora era originaria de esta ciudad, y que se ganaba la vida como bailarina y prostituta. Justiniano estableció en Antioquía la principal manufactura de seda del hemisferio occidental, pero pese a sus esfuerzos por desarrollarla la ciudad se encontraba ya en plena decadencia.
Durante las guerras pérsico-bizantinas del siglo VI, los persas conquistaron la ciudad en el 540. Los bizantinos recuperaron Antioquía, pero finalmente sucumbió ante los musulmanes en el 636. La ciudad permaneció bajo control árabe hasta 969, cuando fue recuperada por el emperador bizantino Nicéforo II Focas. La ciudad cayó nuevamente en 1085, esta vez a manos de los turcos selyúcidas. Durante todo este período la ciudad estuvo habitada por una población greco-siríaca, de denominación cristiana. Sin embargo, la relevancia comercial de antaño se había visto desplazada hacia las rutas interiores que pasaban por Alepo y Damasco, y sólo se mantuvo como una plaza fuerte de cierto nivel.
En el 1098 fue conquistada por los cruzados durante la Primera Cruzada y se convirtió en capital del Principado de Antioquía. La mayor parte de los siglos XII y XIII estuvo bajo control de los cruzados, hasta que fue tomada por el sultán mameluco Baibars en 1268. Éste destruyó la ciudad hasta tal punto que nunca más volvió a ser una ciudad importante.
Edad Moderna
En 1517 fue conquistada por los otomanos y pasó a formar parte del Imperio otomano hasta el fin de la Primera Guerra Mundial, cuando fue puesta bajo un mandato francés. Cuando el pueblo, por medio de un plebiscito, y el parlamento de la República de Hatay decidieron unirse con la República de Turquía, en 1939, Antakya volvió a ser parte del Estado turco.
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